miércoles, noviembre 22, 2006

LEGITIMIDAD VS IMPOSICIÓN

México: López Obrador al asumir la Presidencia Legítima

'Gobierno sin pueblo es sólo un cascarón vacío'

Por: Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:22/11/2006)

La concurridísima asunción de Andrés Manuel López Obrador como Presidente Legítimo de México, el lunes 20 de noviembre en el Zócalo capitalino, volvió a hacer resonar las vocinglerías de la burla y el dicterio, o a hacer más evidente el silencio total en los medios electrónicos (duopolio en TV y oligopolio en radio), sobre este importantísimo acto de la democracia mexicana, pero no impidió una vez más la calurosa presencia popular multitudinaria. Lo cual significa que, por una parte, es indoblegable el ánimo popular a favor de López Obrador, y por la otra, que el sistema y los poderes reales, también llamados fácticos, están tercamente negados a la verdad y muy nerviosos y encolerizados.

El acto del Zócalo la tarde de este lunes, pese al brutal frío reinante, congregó a tantas personas, más de un millón, como lo hizo el 16 de septiembre, en que fue convocada esta ceremonia-mitin-asamblea en la plaza más importante de México. Hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, especialmente de sectores del pueblo llano, familias enteras, se congregaron para apoyar a López Obrador y la causa del progreso. Como siempre, fue un acto masivo alegre, con la creatividad popular por delante en sus mantas, consignas, declaraciones multiformes y punzantes. Una de las consignas cadenciosamente coreadas por la multitud, jubilosamente, fue: “Es un honor estar con Obrador”. Otra: “”Este día es de fiesta, Obrador tomó protesta”. No hubo absolutamente ningún acto “violento” que los medios del sistema hubieran magnificado para “demostrar” que los obradoristas son “hordas violentas”, y no lo es el sistema que se robó las elecciones, los causantes de la crisis política.

Hay movimiento obradorista para rato y esto se demostró una vez más. El pueblo reunido, de más de un millón de asistentes --Zócalo repleto más calles adyacentes-- contrarió contundentemente la insidiosa especie derechista radiofónica y de los pan-iaguados calderonistas en los periódicos, de que la asistencia popular sería parca, débil, pues, dijeron mentirosos e “inventivos”, que AMLO “ya iba en picada” y se estaba “desmoronando” su presencia social (como según ellos lo demuestran las posturas de Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos Fuentes, etc.). La caricaturización del poderío obradorista resultó, por el contrario, una burla real del pueblo contra quienes instrumentaron los sarcasmos y los dicterios previos. De ahí, salvo positivas y notables excepciones, los vaticinios de desinflamiento obradorista y el silencio de los medios, cuyos empresarios y empleados operadores siguen empeñados en crear odio y acrecentar el rencor. Pero el clima dominante no fue el frío, sino el intenso calor del pueblo-pueblo-pueblo.

Fue investido López Obrador como Presidente Legítimo de México por la Convención Nacional Democrática (CND) y el pueblo reunido. La extraordinaria luchadora social Rosario Ibarra viuda de Piedra le ciñó la banda tricolor al pecho, una réplica de la que usó Benito Juárez en su histórico mandato en el siglo XIX (el águila del escudo con las alas abiertas) y que también usó Francisco I. Madero en 19l0, al derrocar el pueblo al dictador Porfirio Díaz. La escritora Elena Poniatowska y la actriz Jesusa Rodríguez le entregaron el nombramiento presidencial en nombre de la CND, y el cantautor de la trova cubana, Silvio Rodríguez, interpretó tres de sus canciones. Y AMLO expuso en su discurso, entre otras, una verdad tajante: “Un gobierno divorciado del pueblo no es más que una fachada, un cascarón, un aparato burocrático”. (Mientras Fox, en un gélido, desangelado acto oficial en Los Pinos, supuestamente “conmemorativo” de la revolución del 10, ya perdido todo control mental que ni el prozac palía, inventó que “el ideario de la Revolución se concretó hasta mi sexenio”). En su rendición de protesta de asunción, López Obrador fue nítido: “Protesto cumplir y hacer cumplir la Constitución, desempeñar patrióticamente el cargo de Presidente Legítimo de México, proteger los derechos de los mexicanos, defender el patrimonio y la soberanía nacional, iniciar la transformación profunda del país y procurar la felicidad del pueblo. Si así no lo hiciera, que la Nación me lo demande”.

Ya en su discurso de 40 minutos ante centenares de miles de simpatizantes, López Obrador asumió compromisos varios, dentro de un programa de veinte puntos. Avanzar hacia un nuevo marco constitucional. Impulsar iniciativas legales para enfrentar a los monopolios económicos vinculados al poder para que ya no lesionen impunemente la economía popular. Reivindicar el derecho a la información, para lo cual exigirá la apertura de los medios de comunicación y presentará una contrarreforma a la llamada “ley televisa”. Pedir al Gobierno del Distrito Federal que implemente un mecanismo para que la leche Liconsa siga costando 3.50 pesos en la capital del país y no los 4.50 que quiere la derecha reaccionaria. Lo más inmediato, enfrentar a los monopolios económicos en una iniciativa de ley de precios competitivos que reglamente el artículo 28 constitucional y acabe con los exagerados cobros de bienes y servicios en el país (misma que presentará este miércoles a los senadores del Frente Amplio Progresista).

No se refirió para nada a Felipe Calderón, pero no ahorró críticas en contra de “la mafia que nos robó la elección”, en contra de “la oligarquía neofascista que se adueñó por entero de las instituciones y están decididos a mantener y acrecentar sus privilegios”. En otro pasaje del discurso, citó ejemplos de los excesos oligárquicos. Es inaceptable, dijo, que los mexicanos paguen 260 por ciento más que en Estados Unidos por la Internet banda ancha, 312 por ciento más por teléfono celular y 26 mil por ciento más por comisiones bancarias en compras con tarjetas de crédito, a pesar de que el salario mínimo en México es 90 por ciento menor que en los EU.

Informó que se creará la Comisión de la Verdad para investigar el fraude del Fobaproa, así como los rescates carretero, de la banca de desarrollo y de los ingenios azucareros; revisará todos los contratos de crédito y la construcción de obras realizadas en Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, y promoverá que el Congreso realice auditorías al Sistema de Ahorro Tributario (SAT) porque los privilegiados de México no pagan impuestos. Mantendrá oposición tajante a cualquier modalidad de privatización del petróleo y la electricidad y el rechazo al IVA en medicinas y alimentos, así como impulsar una iniciativa para elevar a rango constitucional el combate a la corrupción y para considerar delitos graves el tráfico de influencias y los negocios al amparo del poder político.

En el aspecto político, anunció López Obrador que su gobierno tendrá millones de representantes, en todos los estados y en los 2 mil 500 municipios del país y que la acción legislativa de los partidos del Frente Amplio Progresista (FAP) y las movilizaciones en masa serán, recursos ambos por igual y cada uno en su circunstancia, los ejes de la acción del gobierno legítimo. Con el telón de fondo del escudo republicano juarista, ante la Plaza de la Constitución (Zócalo), y rodeado de los 12 integrantes de su gabinete nombrado días atrás (mitad mujeres y mitad varones) fue que López Obrador pronunció su discurso. Después se retiró de la concentración acompañado por sus dos hijos y abordó el Metro Zócalo rumbo a su domicilio en el sur de la ciudad, caminando por el pasaje subterráneo Zócalo-Pino Suárez.

Significativamente, López Obrador no salió del Zócalo a escondidas ni furtivamente, como sí lo hace regularmente Felipe Calderón, el presidente designado, rodeado éste, además, de decenas o cientos de guardaespaldas. La diferencia entre un personaje reconocido por el pueblo y uno que no lo es.

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