miércoles, noviembre 01, 2006

Politicuentos

Por: Mario Gálvez Narro

Muertos por el Senado

En un hecho sin precedentes que deberá incluirse en los anales de las curiosidades políticas mexicanas, ayer la Cámara de Diputados emitió un punto de acuerdo –con excepción obvia del PRI- para exhortar al gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, a pedir licencia o renunciar al cargo, con el objetivo de recobrar la gobernabilidad en el estado, sin embargo en la de Senadores la fracción priísta se unió al resto de las fracciones parlamentarias para hacer un exorto unánime al mandatario oaxaqueño para que “considere separarse del cargo para contribuir al establecimiento de la gobernabilidad, el orden jurídico y la paz”.

Lo curioso del caso es que apenas la semana pasada las fracciones priísta y panista en el Senado habían impedido la desaparición de poderes de la entidad y por ende la salida inmediata de Ulises Ruiz. Es de sabios cambiar de opinión, dice el refrán, el problema es que en este caso el cambio de opinión senatorial de dio cuando ya habían caído asesinadas casi una decena de personas a manos de sicarios afines a Ulises Ruiz (policías vestidos de civil) y de policías de la PFP.

Esas personas muy probablemente seguirían en estos momentos con vida de haber actuado los senadores panistas y priístas conforme lo exigían las circunstancias y el propio pueblo oaxaqueño

A fuerzas, ni los zapatos entran, pero unos y otros querían que Ulises continuara al frente de un gobierno inexistente y pese a que ya para entonces era –y lo sigue siendo- el principal foco de inestabilidad y violencia en la entidad.

Los senadores de ambos partidos –PRI y PAN- obviamente exhibieron con dicho punto de acuerdo no sólo que se equivocaron de medio a medio al no declarar desaparecidos los poderes en la entidad y con ello haber concedido una vital bocanada de oxígeno a un ya para entonces desfalleciente gobierno estatal, sino que ellos votaron bajo consigna y en el sentido en que lo determinaron fuerzas extrañas al propio Senado, es decir las dirigencias de sus partidos, Los Pinos y la oficina de enlace de Calderón.

En sentido estricto resulta aberrante el proceder de los senadores, pues pese a que reconocen que no hay condiciones de gobernabilidad en la entidad y que la palabra que mejor define la situación oaxaqueña es caos, no fueron consecuentes ni siquiera con ellos mismos y no procedieron a declarar la desaparición de poderes, sino que para evadir el punto se limitaron a emitir un punto de acuerdo, que es como un llamado a misa para Ulises Ruiz.

Es tal el cinismo y la desvergüenza política del gobernante, que ayer mismo anunció que promovería un juicio de controversia constitucional contra la Cámara de Diputados pues ésta no tiene facultades para emitir ningún punto de acuerdo o recomendación alguna a los gobernadores de los Estados. Con esto se ve qué tanto le preocupa a Ulises lo que digan o dejen de decir los legisladores federales, pues hasta se da tiempo de censurarlos.

Por lo demás, como se esperaba, los saldos de la intervención policiaca fueron sangrientos. Aunque a decir de Fox y su vocero, Rubén Aguilar, el saldo fue blanco, lo cierto es que un joven de 16 años fue asesinado por las tropas de la PFR al ser alcanzado por una granada de gas en el pecho.

Y cuando el presidente declara cosas como esta: "Ahí (en Oaxaca) se pudo sumar el diálogo y la búsqueda de acuerdos con la implantación del orden y el respeto a la ley (...) El valor del diálogo fue fundamental para que hoy tuviéramos el regreso de la paz y la tranquilidad", uno por fuerza tiene que preguntarse en qué mundo vive Fox o qué idea de las cosas y del país puede tener. Por fortuna sólo le quedan ya 30 días en el cargo, pero aún puede hacer mucho daño.

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